Diseñadora alemana crea un huevo artificial para abordar problemas de producción

Annie Larkins es una diseñadora graduada del Central Saint Martins y creó un huevo artificial que serviría como alternativa a los huevos que se obtienen de manera industrial de las gallinas. El huevo de la diseñadora está hecho con proteína de guisante, sal y ácido derivado de algas y fue creado bajo el argumente de que “ante el cambio climático, necesitamos alejarnos de la agricultura animal intensiva y explorar fuentes alternativas de proteínas”.

“Actualmente hay un creciente interés en el veganismo, y la demanda de alternativas basadas en plantas está en su punto más alto. Si bien las alternativas al huevo ya existen, ya sea a base de plantas o cultivadas sintéticamente en un laboratorio, descuidan la esencia de lo que es un huevo.”

Ya que el deseo de Larkins era que su diseño fuera lo más parecido que se pudiera a un huevo original, es decir, que tuviera clara, yema y cáscara, además de el mismo valor nutricional y sabores similares, se enfrentó a un verdadero reto.

Los resultados de sus experimentos fueron presentados por la diseñadora en la Dutch Design Week de este año, que se celebró en Eindhoven del 19 al 27 de octubre.

“Por supuesto, hay límites a lo que vale la pena imitar, y un huevo sin pollo definitivamente está llegando a lo absurdo, pero creo que es más fácil persuadir a alguien para que haga un cambio si proporciona una alternativa en lugar de decir que simplemente no lo haga.”

El ingrediente principal de este huevo artificial es un asilado de proteína de guisante, que se utiliza para replicar los nutrientes del huevo real. Además, se usa sal de roca cocida en horno, que es utilizada en el sur de Asia, para reproducir el sabor “similar al azufre” del huevo. Finalmente, se usó un alginato, un ácido que se encuentra en las paredes celulares de las algas pardas, esto para recrear la forma de la yema.

En cuanto al exterior, Larkins creó una cáscara sumergiendo el huevo en cera vegetal derretida y la formó en capas, o en otro caso, formando dos mitades de cáscara y uniéndolas al derretirlas. Esta cáscara falsa completaría la “experiencia completa del huevo”, al incluir la posibilidad de romperlo.

Larkins asegura que su proyecto “Huevo sin gallina” no pretende crear una discusión sobre si la carne es buena o mala, sino intentar abordar los problemas de producción de alimentos que existen en la actualidad y ofrecer una alternativa ante la población mundial que crece cada vez más.